martes, 26 de febrero de 2013

Resplandeciente Edrielle

Me contaron una vez que, una noche, ella estaba sentada en un árbol, de quién sabe que calle y ciudad. Sola, nadie a su alrededor, y si alguien pasaba, nunca se percataba de que estaba ahí. En la calle nadie la miraba, era un ente que sólo circulaba. Pero una persona en particular, pudo verla entre las miles y miles de personas que paseaban por el lugar. Se acercó y miro detenidamente sus ojos, el reflejo de la luna encajaba perfectamente en ese color miel. Se hizo un enorme silencio entre los dos... y él dijo ''Me estaba preguntando, si... podía acompañarte'' Y ella, no tan amablemente, soltó un suspiro y dijo ''Como gustes, no hay nada interesante de lo que podamos hablar''. Él se sentó en el árbol, a unos centímetros de ella, y mirando la luna le dijo ''¿De verdad crees que no hay nada interesante de que hablar?'', ''A ver... que? de la luna?'', dijo ella. ''Si, de la luna, mira que resplandeciente está esta noche, y es toda para nosotros, la gente se ha ido y los únicos seres en el centro somos... nosotros.''
Sin saber porqué, ella se paró y comenzó a correr, cantaba de felicidad, y sus pupilas se llenaban de lágrimas, dejando entre ver cada vez más ese hermoso color. Era radiante, parecía una estrella. Él no podía dejar de mirarla y sonreír, estaba en las nubes. Él le preguntó, porqué esa reacción tan repentina. Ella fue sincera y le dijo, ''Mira, es la primera vez que alguien se sienta conmigo a ver la luna, y dice cosas tan maravillosas.'' ''No te creo'', dijo él... ''¿Cómo puede ser que nunca alguien se sentó a ver la luna contigo?''. Ella se detuvo... paró de cantar, y correr... Lo miro tiernamente, y lo acarició. Él sintió un inmenso escalofrío que le recorrió el cuerpo.
''No puedo quedarme, tengo que irme, ya se hace tarde...'' murmuró ella... Él, casi sin entender que sucedía, le dijo... ''No puedes irte, ni siquiera me has dicho tu nombre...''. ''No deberías haberme visto, se supone que así no son las cosas... sólo me dejan venir de vez en cuando... puedo entrar en tus sueños, pero éste no es uno de ellos.'' Dijo ella. ''Ya basta, no entiendo que es lo que está pasando, por qué no me dices tu nombre?... quiero saberlo, y... por qué estas cada vez más resplandeciente que la luna?. Eres hermosa, no puedo dejar de admirar tu belleza, me encanta verte correr, y esa manera en la que me has acariciado...''
''Mi nombre es Edrielle, y ya no pertenezco a tu sociedad, a tu humanidad y a tu planeta... vengo desde muy lejos, no sabes cuán lejos...'' Dijo, mientras caía una dulce lágrima por el rostro de él. ''Soy Gautier, y no entiendo que quieres decirme... Edrielle.''
''Es muy sencillo, Gautier, has podido verme, ver mi aura, ver mi alma y mi corazón, con los ojos del amor... Yo no existo, no para las demás personas como tú... vengo del cielo, y me remonto hasta aquí, sólo a sentarme y ver la luna. Se suponía que nadie podía verme, no entiendo como has hecho''. ''Edrielle, eres... un ángel acaso?''... ''Oh, algo así Gautier, pero como verás... no he conseguido mis alas todavía''...
Ninguno de los dos entendía realmente, como era que Gautier haya podido ver a Edrielle, si ella no pertenece al mundo de los vivos. El momento fue incómodo para los dos. Edrielle tenía que irse, pero las preguntas de Gautier, la detenían.
''Sabes? creo que se la razón por la cuál puedo verte, Edrielle''... ''Dime, te estoy escuchando''... ''Toda mi vida deseé, encontrar a una mujer con un aura como el tuyo, llena de luz, esplendor, y amor.''
''Que hacemos ahora con toda mil dulzura Gautier?, debo irme, no puedes venir conmigo...''
''Edrielle, hace apenas unas horas nos hemos visto, pero, no hay nada en este mundo que yo quiera más ahora, que irme contigo. Nada me ata aquí... y, por Dios, eres hermosa, esa claridad con la que me hablas... Nunca nadie me miró de esa manera, nunca nadie me acarició así, nadie me habló con esa armonía... llévame contigo''.
Edrielle, llorando, lo besó y prometió volver a sentarse en ese árbol todas las noches, sólo para verlo. Gautier, sin mas remedio, tuvo que aceptar las palabras de Edrielle, ya que nada podía hacer. Se unieron en un fuerte abrazo, Gautier sonrió, y Edrielle se desvaneció yendo hacia la luz de la luna... rodeada de almas blancas que la esperaban.

Y así pasan las noches... y Gautier, desde entonces, nunca se pierde el momento de ver a Edrielle, la ve bajar por la luna, como siempre... Él se recuesta en ese árbol, y ella le cuenta cuentos del cielo. Edrielle ya tiene sus alas... ahora puede volar, y con más facilidad, se adentra en los sueños de Gautier.
Edrielle, reposa al lado de Gautier mientras él duerme, es... su ángel de la guarda.

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